STRAPPING YOUNG LAD - City
Centruy Media Records, 1997
La sección de clásicos se deja llevar, esta vez, por la morriña de un proyecto ya finiquitado. Aunque a día de hoy el señor Devin Townsend, conocido por su locura intelectual (por llamarlo de algún modo), siga en el mundo de la música después de una pequeña pausa, la banda que nos concierna es Strapping Young Lad, la cual, propias palabras del creador, no volverá a ver la luz nunca más.
El grupo canadiense se formó en 1994. La experiencia anterior más conocida de su cabeza pensante es la colaboración junto a Steve Vai en la gira de "Sex & Religion". Viendo las peripecias tanto musicales como performances que tenían lugar en los directos, ya se preveía que Strapping Young Lad iba a ser una bomba sónica para la época. Su disco debut ‘Heavy As A Really Heavy Thing’, pese a mostrar un desorden instrumental comparado en ocasiones con el caos incomprensible, apuntaba formas. ‘City’ significa la consolidación como grupo y unificación sónica, dándole oscuridad y pesadez, cosa que el anterior carecía.
La verdad es que describir un disco de estas características no es nada fácil, una mezcla de Death Metal, riffs thrasheros que nos recuerdan al 'Vulgar Display of Power' de Pantera, adornado de sonidos industriales. Pese a que todos los componentes hacen una gran labor, no nos engañemos, el líder es Devin Townsend y el resto son solo los elegidos para transmitir las exigencias musicales del mentor.
El motivo del disco es la rabia de Devin con la gente, con el mundo, incluso con sí mismo. Townsend siempre se ha mostrado como una persona divertida pero su sello musical es la agresión sin pausas. Solo hace falta escuchar la apertura “Velvet Kevorkian”, cual discurso de Hitler, para saber que nos adentraremos en terrenos de cólera, seguida de "All Hail The New Flesh". En ésta encontramos uno de los sellos de Devin: puede ofrecernos toda la brutalidad del mundo pero siempre habrá riffes centrales y pegadizos para hacer de sus canciones, un éxito. Y si hasta aquí creíamos haber percibido toda la ira que podían ofrecernos, estábamos equivocados. Con un título tan absurdo como "Oh My Fucking God" aparece la locura hecha música: gritos, pesadez, regurgitaciones, velocidad, todo en torno a un círculo vicioso que llega al límite del caos sónico. Sin duda alguna ésta es la canción más bestia de todo el disco, incluso de su carrera musical, seguida por el single “Detox”, muy similar a la ahora mencionada pero sin llegar a crear la demencia musical antes citada. Los riffs lisérgicos de "Detox" nos adentran, tal y como el nombre indica, en el mundo de las alucinaciones provocadas por las drogas, llegando al límite de no saber ni quién eres, ni donde estás, de haber roto absolutamente todo y no acordarte de nada. El disco sigue en la misma demoledora línea, aunque cabe destacar una canción que, a mi modo de ver, siempre se ha infravalorado: “Undernearth the Waves”. Los silencios musicales y cambios constantes la elevan y la convierten en una de las más experimentales del disco, creando un hábitat de tajantes riffs repetitivos que ensalzan, aún más, los agónicos gritos de Devy.
Las dos canciones que cierran el disco designan un cambio drástico dejando atrás la ira plasmada en velocidad para hacerlo de forma paulatina. A destacar la versión “Room 429”, original de los neoyorkinos Cop Shoot Cop, que es de esas canciones que superan a la original. Tal es este hecho que hoy en día sigue siendo una de las más famosas de los canadienses. El punto y final lo pone “Spirituallity” con una reflexión sombría acerca del propósito de la vida.
Como he comentado anteriormente, el argumento del disco es mostrar la disconformidad con la sociedad, comparable al estar en una ciudad, siempre rodeado de gente, pero sintiéndote solo y aislado. Todo esto, sumado a la cantidad de estupefacientes y palabras malsonantes de fácil recurso, hacen de ‘City’ uno de los estándares en el curriculum musical de Devin Townsend, al igual que en el de sus acompañantes Jed Simon, Byron Stroud y, sobretodo, del impecable trabajo del considerado uno de los mejores baterías del mundo: Gene Hoglan.
Después de tal impecable disco que les llevó a la fama, los canadienses tardaron años en editar su siguiente trabajo debido a las interminables giras, drogas y el interés de Townsend en aprovechar el boom para promocionarse tanto como productor como en su carrera en solitario. El resto de trabajos fueron disminuyendo en intensidad al igual que la ilusión de Devin en SYL. Finalmente, en el año 2006, Devin Townsend anunció el fin del grupo y descanso del mundo de la música para centrarse en su vida personal.
‘City’ significó y significa hoy en día la cumbre de la creatividad y originalidad de Strapping Young Lad. El final de la década de los noventa no era precisamente de oro para el estilo, pero ellos supieron como descargar ese sonido fresco pero violento que los oyentes pedían a voces. Hoy en día sigue siendo una referencia e influencia en muchísimos grupos de corte más moderno, incluso hay quienes lo posicionan entre los mejores discos de la década de los noventa.
Aunque actualmente Devin no quiera saber nada de este proyecto y se dedique a hacer música que se decanta por terrenos de Jazz y Pop, su próximo lanzamiento se describe como el más extremo desde que se disolvió Strapping Young Lad. Veremos si al volver a los sonidos extremos, le entra la morriña y se sube al carro de reunir a grupos ya disueltos.
El grupo canadiense se formó en 1994. La experiencia anterior más conocida de su cabeza pensante es la colaboración junto a Steve Vai en la gira de "Sex & Religion". Viendo las peripecias tanto musicales como performances que tenían lugar en los directos, ya se preveía que Strapping Young Lad iba a ser una bomba sónica para la época. Su disco debut ‘Heavy As A Really Heavy Thing’, pese a mostrar un desorden instrumental comparado en ocasiones con el caos incomprensible, apuntaba formas. ‘City’ significa la consolidación como grupo y unificación sónica, dándole oscuridad y pesadez, cosa que el anterior carecía.
La verdad es que describir un disco de estas características no es nada fácil, una mezcla de Death Metal, riffs thrasheros que nos recuerdan al 'Vulgar Display of Power' de Pantera, adornado de sonidos industriales. Pese a que todos los componentes hacen una gran labor, no nos engañemos, el líder es Devin Townsend y el resto son solo los elegidos para transmitir las exigencias musicales del mentor.
El motivo del disco es la rabia de Devin con la gente, con el mundo, incluso con sí mismo. Townsend siempre se ha mostrado como una persona divertida pero su sello musical es la agresión sin pausas. Solo hace falta escuchar la apertura “Velvet Kevorkian”, cual discurso de Hitler, para saber que nos adentraremos en terrenos de cólera, seguida de "All Hail The New Flesh". En ésta encontramos uno de los sellos de Devin: puede ofrecernos toda la brutalidad del mundo pero siempre habrá riffes centrales y pegadizos para hacer de sus canciones, un éxito. Y si hasta aquí creíamos haber percibido toda la ira que podían ofrecernos, estábamos equivocados. Con un título tan absurdo como "Oh My Fucking God" aparece la locura hecha música: gritos, pesadez, regurgitaciones, velocidad, todo en torno a un círculo vicioso que llega al límite del caos sónico. Sin duda alguna ésta es la canción más bestia de todo el disco, incluso de su carrera musical, seguida por el single “Detox”, muy similar a la ahora mencionada pero sin llegar a crear la demencia musical antes citada. Los riffs lisérgicos de "Detox" nos adentran, tal y como el nombre indica, en el mundo de las alucinaciones provocadas por las drogas, llegando al límite de no saber ni quién eres, ni donde estás, de haber roto absolutamente todo y no acordarte de nada. El disco sigue en la misma demoledora línea, aunque cabe destacar una canción que, a mi modo de ver, siempre se ha infravalorado: “Undernearth the Waves”. Los silencios musicales y cambios constantes la elevan y la convierten en una de las más experimentales del disco, creando un hábitat de tajantes riffs repetitivos que ensalzan, aún más, los agónicos gritos de Devy.
Las dos canciones que cierran el disco designan un cambio drástico dejando atrás la ira plasmada en velocidad para hacerlo de forma paulatina. A destacar la versión “Room 429”, original de los neoyorkinos Cop Shoot Cop, que es de esas canciones que superan a la original. Tal es este hecho que hoy en día sigue siendo una de las más famosas de los canadienses. El punto y final lo pone “Spirituallity” con una reflexión sombría acerca del propósito de la vida.
Como he comentado anteriormente, el argumento del disco es mostrar la disconformidad con la sociedad, comparable al estar en una ciudad, siempre rodeado de gente, pero sintiéndote solo y aislado. Todo esto, sumado a la cantidad de estupefacientes y palabras malsonantes de fácil recurso, hacen de ‘City’ uno de los estándares en el curriculum musical de Devin Townsend, al igual que en el de sus acompañantes Jed Simon, Byron Stroud y, sobretodo, del impecable trabajo del considerado uno de los mejores baterías del mundo: Gene Hoglan.
Después de tal impecable disco que les llevó a la fama, los canadienses tardaron años en editar su siguiente trabajo debido a las interminables giras, drogas y el interés de Townsend en aprovechar el boom para promocionarse tanto como productor como en su carrera en solitario. El resto de trabajos fueron disminuyendo en intensidad al igual que la ilusión de Devin en SYL. Finalmente, en el año 2006, Devin Townsend anunció el fin del grupo y descanso del mundo de la música para centrarse en su vida personal.
‘City’ significó y significa hoy en día la cumbre de la creatividad y originalidad de Strapping Young Lad. El final de la década de los noventa no era precisamente de oro para el estilo, pero ellos supieron como descargar ese sonido fresco pero violento que los oyentes pedían a voces. Hoy en día sigue siendo una referencia e influencia en muchísimos grupos de corte más moderno, incluso hay quienes lo posicionan entre los mejores discos de la década de los noventa.
Aunque actualmente Devin no quiera saber nada de este proyecto y se dedique a hacer música que se decanta por terrenos de Jazz y Pop, su próximo lanzamiento se describe como el más extremo desde que se disolvió Strapping Young Lad. Veremos si al volver a los sonidos extremos, le entra la morriña y se sube al carro de reunir a grupos ya disueltos.
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