METAL EXTREMO: 30 Años de Oscuridad (1981 - 2011)
Libro, 2011
Aunque no sea una tarea nada fácil la de reseñar un libro del tal calibre por nuestra parte, desde Pitchline hemos querido aprovechar la ocasión de ello tras leer concienzudamente esta magna y colosal obra titulada ‘Metal Extremo: 30 Años de Oscuridad’ por el escritor y ante todo metalhead Salvador Rubio.
¿Qué decir de este monumental manuscrito de casi 600 páginas? Lo primero de todo, no puedo ni quiero imaginarme la cantidad de horas invertidas a modo de documentación por el propio autor para confeccionar este ‘Metal Extremo: 30 Años de Oscuridad (1981-2011)’. Antes de comenzar a diseccionarlo, cabe resaltar que saciará la curiosidad de todo ‘freak’ que se precie del Metal Extremo en todas sus vertientes y sub-estilos, ya que se repasa de ‘pe a pa’ desde la gestación y raíces del que hoy conocemos como Metal Extremo, por la fecha aproximada de 1981, a como ha ido mutando, desarrollándose y evolucionando hasta lo que hoy conocemos, con sus correspondientes ramificaciones en forma de capítulos (Industrial, Grindcore/Goregrind, Doom/Gothic, Folk Metal, etc etc).
De todas maneras, hagamos un pequeño ejercicio de crítica constructiva. No voy a poner en duda desde la excelsa y refinada técnica de la pluma de Salva Rubio a todos los amplísimos conocimientos que posee de esta música, pero hay quizás algunos aspectos del libro que, para mi gusto, ‘chirrían’ un poco.
El prólogo que hace del libro es bastante interesante. Partiendo de la base que la música no deja de ser arte, crea ciertas similitudes y paralelismos con otras formas de arte que nos inundan en el día a día; desde arquitectura, publicidad visual, prensa, etc con la música en sí. Unos paralelismos que, bajo mi punto de vista, no pueden ser comparados con el Metal Extremo, un periodo minúsculo históricamente hablando. Puedo entender la postura del escritor respecto a las comparaciones que cita para justificar sus explicaciones, pero no compartir su opinión. Dudo que hoy en día una temática como el gore sea aceptada en la sociedad. Si que es cierto que desde el Barroco se ha tratado la anatomía humana sin apenas tabúes siendo plasmada en distintos formatos pero aún hoy en día, incluso en el cine (formato en el cual este tema llega a un mayor público), sigue habiendo mucho rechazo a películas que lo reflejan porque, aunque en ocasiones éstas tengan millones de visionados por el morbo de ver algo desconocido que bajo los ojos de la sociedad es desagradable, no indagan más allá y se queda en una mera experiencia visual no trascendente. Además, el formato en el que la temática es tratada siempre es acogido de forma dispar ya que, socialmente, no es lo mismo reflejar el gore de forma visual que musical. Lo visual siempre es mejor aceptado que lo que entra por el oído y esto último lo comento a modo general y sirve para varios de los apartados en los que no concuerdo con el autor.
Salvador comenta que este libro fue creado a partir de su tesis doctoral como licenciado en Historia del Arte que es, y supongo que por ello utiliza unas comparaciones y vocabulario que aquellos que no hayan cursado/interesado por dicha temática, no sabrán poder apreciar. Y aunque soy de las que piensa que un lenguaje llano no pierde rigor periodístico, lo que si que no entiendo cómo una persona licenciada en Historia del Arte no responde una pregunta que él mismo se formula desde el preámbulo del libro y que trata con profundidad en el prólogo, sobretodo en el apartado dedicado a la estética, asignatura esencial en dicha carrera. Desde tiempos inmemoriales, aunque haya constancia escrita desde la Edad Media, la música ha sido rechazada por una parte de la sociedad con mucho poder tanto económico como de convicción porque es algo ‘malo’ que hace que uno ‘pierda la cabeza’ y no haga lo que los poderosos consideran políticamente correcto. Y ello sucede, incluso hoy en día, en otro formato que viene a ejercer la misma función con lo que simboliza la marca/asociación Parental Advisory. Y precisamente esta es la razón de peso y a la vez la respuesta que Salvador debería utilizar para responder a su pregunta, que realiza desde el preámbulo hasta el final del libro, de por qué el Metal Extremo no tiene éxito entre la crítica. Y a esta afirmación le siguen otras palabras extraídas de esta obra que justifican el por qué este estilo es ‘marginado’ socialmente cuando explica que, los propios seguidores así como medios especializados, cuando un grupo cambia drásticamente puede llegar a ser tachado de ‘comercial’ y pasa a ser rechazado en el ‘mundo metalero’. Y a ello también le podemos sumar sus propias palabras cuando trata la iconografía de esta música, y es que la imagen del Metal en general está dañada desde los años ochenta por la actitud de ‘sexo, drogas y R’N’R’ así como utilizar temática oscura y satánica. Ha pasado muy poco tiempo, históricamente hablando, y esas opiniones tan cerradas siguen estando vigentes en la mayor parte de la sociedad actual. Es por ello que es normal que esta música sea vista, por una sociedad global pero cerrada, como algo malo, de bajo nivel compositivo y sin técnica. Y podría seguir dando más ejemplos que Salvador ha utilizado en su escrito para introducir el ‘mundo del Metal Extremo’ como auto-respuesta a dicha pregunta. Mi opinión de ello, visto que expone todas las herramientas para resolver tan importante cuestión, es que no ha sabido plasmar o enfocar de modo correcto sus pensamientos y por ello, incluso, se contradice al decir que si nadie acepta el Metal Extremo, pues mejor para los seguidores de dicho estilo. Eso ya es la contradicción de las contradicciones y más habiendo expuesto casi 50 páginas que tienen la respuesta que busca Salvador.
Aún así y una vez entrados en el apartado documental del libro – uséase, explicación y ejemplos de los distintos estilos del Metal Extremo -, hay que tomarse esta obra más que nada como un libro de consulta, porque hay que reconocer que cada estilo y sus consiguientes sub-estilos están descritos a la máxima expresión y con buenos ejemplos de estos treinta años musicales. Vamos, que aquellos seguidores del Thrash Metal encontrarán desde sus inicios hasta su evolución actual, siendo citados grupos y discos imprescindibles en dicha evolución. Y lo mejor de todo es que Salvador hace de narrador parcial, sin ofrecer mejores palabras a un grupo u otro. Y lo mismo sucede con el Death, Grind, Industrial, Doom, Folk y Black Metal, incluso citando toda la parte progresiva y de fusiones que ofrece el Avantgarde. Por ello esta parte documentada es tan completa, aunque no aporte nada nuevo al conocedor de las ramificaciones musicales extremas.
A modo anecdótico, nos encontramos con el prólogo escrito por Dave Rotten, quizás una de las voces más competentes en este país para hablar de la evolución del engendro del Metal Extremo, que expone cosas con las que coincido y otras con las que no. Le doy la razón cuando dice que hoy en día la gente se centra en escuchar un estilo u otro pero no más, pero bajo mi experiencia eso solo sucede en países como el nuestro, ya que fuera de estas fronteras ves que eso no sucede, diferencias culturales y educativas, vamos. Otra cosa en la que discrepo es que la estética de los nuevos grupos sea esencial para proclamar lo muy metaleros que son, y no es así, el gustarte esta música es algo que se lleva dentro y cada uno lo exterioriza como quiere. Quizá esta ‘nueva generación del Ipod’ no haya vivido ese sentimiento ‘especial’ de antaño para conocer grupos sin medios como Internet, pero una cosa no quita la otra.
Habrá quien piense que este tipo de obras literarias están fuera de lugar porque dicha información se puede encontrar fácilmente en Internet y no aporta nada nuevo a aquellos seguidores del Metal Extremo, habrá otros que valoren, así como se hizo con otros libros como ‘Choosing Death’ o documentales visuales como ‘A Headbanger’s Journey’ o ‘Global Metal’, que se haya hecho una ‘enciclopedia del Metal Extremo’ en formato físico para tenerlo a modo coleccionista y rememorar y/o descubrir grupos. La verdad, y pese a discrepar con las primeras cincuenta páginas de esta obra, por más que el libro sea algo pesado de leer sin pausa alguna, la parte documental cumple con el objetivo propuesto.
22 Noviembre 2012
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